Finalmente, desde el Vaticano llega la aprobación y los jóvenes cumplen con su deseo de tener la audiencia con el Papa. Rodeados por los habitantes del pueblo que seguían exclamando con alegría “¡Magi!”, los jóvenes avanzan entre la gente hacia la audiencia con el Papa, vistiendo atuendos brillantes japoneses como un renacimiento de los Reyes Magos.