Al bajar del barco en el Puerto de Livorno, Julián se desvanece por una fiebre alta y es llevado al hospital. Los tres jóvenes que quedaron se trasladan en carruaje a Florencia, la ciudad de las flores. En el camino, se escuchan las voces de bienvenida que exclamaban “¡Magi!”. Como un renacimiento de los Reyes Magos en la biblia, los jóvenes saludan con entusiasmo.