De las primeras indagaciones se determina que el cadáver corresponde a Lucina Utrera, hija de uno de los capitanes de la flota de América. Mateo llega a la conclusión de que los dos cadáveres están relacionados con su vieja imprenta. Mateo sufre insomnio y episodios depresivos que le hacen tener una siniestra visión recurrente. Teresa decide contratar a Eugenia en la fábrica de seda de su marido, en contra del consejo de su administrador que le advierte de que todos los trabajadores son hombres y sólo un hombre puede tomar decisiones en la fábrica. La peste se extiende inexorablemente. Mueren el padre de Leandra, novia de Valerio, y Morata, uno de los miembros del Cabildo a quien Zúñiga había comprado. El gobierno se ve obligado a hacer pública la enfermedad y a cerrar la ciudad.