Numerosos intentos de suicidio fallidos conducen a William a contratar a un sicario, Lesie, apunto de retirarse del negocio, para que haga el trabajo por él. Pero William encuentra, por fin, una razón para seguir con vida. El problema es que el contrato está firmado y el trabajo, pagado. Y aunque el asesino no tiene inconveniente en cancelar su trabajo, el jefe de este tiene otra cosa en mente.