Mauro Hernández, un joven policía preventivo a las órdenes de su comandante, se ve envuelto en un conecte de cocaína en donde por quedarse con unos pesos de más canjea su pistola para completar el costo de la mercancía. Discute con Joaquín, traficante y expolicía, a quien termina amenazando, pero al retirarse con sus compañeros una banda controlada por Joaquín le roba la mercancía. Mauro es herido; su chaleco antibalas no soporta el pinchazo de una punta; el escándalo por la deficiencia de los chalecos se convierte en una investigación de malversación de fondos policiacos, el cual es exagerado por los medios y la televisión.